miércoles, 26 de octubre de 2011

Nunca había conocido a nadie que de verdad pensara que yo valía la pena, hasta que te conocí a ti, y tú lograste que yo también me lo creyera, así que por desgracia te necesito...




No soy nadie y no soy nada. Soy el oxígeno que se ha esfumado de mi fotosíntesis cardíaca y tú, aunque no te des cuenta, me estás respirando. Estoy vagando por los bordes de tus pulmones y mis días son carreras contínuas dentro de tus arterias. Dejo de existir para intentar bucear en tu vida, la mía la perdí. No cierres tanto los ojos, no te escondas, dúchate y sal esta noche y hazlo por mí.